Enfermería actual: Desarrollo y evolución de la Enfermería
A lo largo de los siglos, la historia de
la asistencia sanitaria se delinea en torno a dos orientaciones:
- Una, la de garantizar el desarrollo de
la vida y
- La otra, la de alejar la muerte.
Las dos, han sido relevantes en la
historia del desarrollo de la profesión sanitaria. Entre finales del siglo XIX
y comienzos del XX se produce, uno de los mas relevantes progresos en el campo
de las asistencia de enfermería. Se realiza en los Estados Unidos. Un país
caracterizado, en ese momento, por un fuerte empuje expansionista y progresista
en todos los sectores de la sociedad, de la economía y de la cultura; lo que
influye en el tenor de vida de la población y en que el nivel de formación profesional
mejore sensiblemente de forma muy rápida. En esta época se desarrollan varios
modelos de enfermería:
1-El modelo de enfermería inspirado
en el de F. Nightingal, aunque tomando
sobre todo el aspecto organizativo, lo que lleva a derivarlo en una mujer
manager, de clase social elevada, no enfermera, que controla y organiza la
actividad de enfermería, desvinculada en cierta forma del control del médico y
de la organización hospitalaria.
2- El segundo modelo propuesto por Linda
Richards plantea la actividad de enfermería bajo el control del médico.
3- El tercero, ideado por una canadiense,
Isabel Hampton, se funda sobre el concepto de profesión como actividad laboral
y con una preparación y competencias propias en su campo de actuación. Para
esto amplió el periodo de formación de las estudiantes de uno a tres años. Y ya
en 1907 introduce los estudios de enfermería en el ámbito de la universidad y
comienzan a impartirse los estudios en la universidad de Columbia (Nueva York) Unida
a este nivel de formación se plantea la autonomía del profesional y sus competencias
dentro del ámbito asistencial. Las áreas de competencia de la enfermera son
distintas y su relación interpersonal con el médico, el paciente y la familia
se transforman, produciéndose un dialogo de responsabilidad y decisión
diferentes, no solo en la forma sino también en el fondo. Como consecuencia de
estas atribuciones se produce un profundo cambio respecto a su responsabilidad
ética. El modelo asistencial va evolucionando desde ser una rígida
jerarquización, hasta constituirse en una relación interprofesional de equipos
asistenciales integrados por todos aquellos que tienen una actuación que incide
de forma más o menos directa en el enfermo. Hasta finales de los años 60 la
autoridad del médico sobre el enfermo y los profesionales de la salud no
ofrecía discusión posible. Pero ha ido sufriendo una profunda modificación.
Esto ha ocurrido esencialmente por dos motivos: el primero es la progresiva
concienciación del enfermo acerca de sus propios derechos y a su libertad de
elección; y por otra la, ya comentada, profesionalización del trabajo de
enfermería. Especialmente fluida debe ser la comunicación entre la enfermera y
el médico, para lo que nos parece imprescindible el respeto mutuo y la
consideración en el desarrollo de sus distintas tareas. Esto que es tan fácil
de entender y aún más de decir, resulta en demasiadas ocasiones difícil de
llevar a cabo y tiene como consecuencia sobre el enfermo que no sabe
exactamente a quien acudir. Es evidente la reciproca necesidad de una
integración entre las dos profesiones. Nos parece que no debe existir una
relación de autoridad mayor del médico
sobre la enfermera sino que según su formación académica cada uno tendrá
conocimientos más valorables
Diagnóstico y tratamiento o a los
cuidados más adecuados en cada situación y el tratamiento que se le deberá
aplicar en sus necesidades básicas. ¿Cual es el más importante? No sabría
definirlo de manera absoluta sino que me parece fundamental la relación del
aspecto profesional para llegar a ofrecer al enfermo una atención integral. La
colaboración interprofesional obliga a médicos, enfermeras y a otros profesionales sanitarios a
compartir ideales y proyectos comunes, a fin de que sus competencias
específicas se integren en su responsabilidad colectiva, servir al enfermo, a
través, por un lado, del apoyo mutuo que crea el espíritu de equipo y por otro
del seguimiento de unas normas éticas que regulan la comunicación, la
resolución coordinada de problemas, la justa distribución de funciones y
tareas, la equitativa solución de los conflictos y, finalmente la evaluación
objetiva del trabajo y la competencia. Estas suelen ser en muchas ocasiones los
motivos que dificultan el trabajo en equipo, es decir el querer seguir
imponiendo una decisión sobre el enfermo sin contar con la opinión del enfermo
y sin considerar el trabajo y la información que aportan el resto de compañeros
como puede ser la psicóloga, la enfermera, la auxiliar, el capellán. Es
evidente que no todos disponen de los mismos datos ni de la misma información pero
si es muy importante considerar todos los puntos de vista a la hora de tomar
una decisión respecto a un determinado enfermo, ya que cada uno de ellos
estarán incidiendo sobre esa misma persona y cada uno tendrá unos datos
distintos que pueden ser muy importantes al relacionarnos con él. Este modelo
aún no se encuentra totalmente integrado en
el modelo asistencial de nuestro país, excepto en las Unidades de
Cuidados Paliativos que también son de tan reciente creación y que tienen una
filosofía propia de actuación, que, en mi opinión, con el tiempo deberían ser
referente para todas las unidades
asistenciales de las distintas especialidades.
Función primordial de la Enfermería: los
cuidados
Lo que no ha cambiado en ningún momento
es la función primordial de la enfermería: CUIDAR
Cuidando restablecemos la salud y cuidando
promovemos salud y protegemos de la enfermedad. La definición clásica de
Enfermería, formulada por Virginia Henderson, dice que nuestra función “Ayudar
al individuo, sano o enfermo, en la ejecución de las actividades que contribuyen
a conservar la salud o a su recuperación, que sin duda el sujeto llevaría a cabo
él solo si dispusiera de la fuerza necesaria
y de los indispensables conocimientos, debiendo desempeñar esta función de
tal manera que le ayude además a lograr absoluta independencia cuanto antes”.
Yo me atrevo a añadirle algo mas a esta definición, y es: el ayudarle a que
tenga una muerte apacible y tranquila. Definiré, a continuación lo que se
entiende por cuidados de enfermería.Según la enfermera Pura Rojas: ”Los
cuidados en enfermería se pueden considerar como una actividad autónoma e
interdependiente mediante la cual se identifican las necesidades del paciente
y/o la familia, se determinan los requerimientos y se prevén los medios para
satisfacerlos de forma terapéutica, de acuerdo con las posibilidades del
paciente y/o la familia y enfermería. Constituyen un conjunto de actividades
encaminadas a la conservación y desarrollo de las potencialidades del ser humano,
tanto en la esfera bio-fisiológica como psicológica y socio-cultural. La enfermería
ayuda al individuo, a la familia y a la comunidad, en la consecución de la satisfacción
de sus necesidades básicas, conservación de sus fuerzas, de su recuperación y
apoyo en los procesos de adaptación, a través de sus cuidados.”
La enfermera como persona experta en
proporcionar cuidados a la población, basa su actividad en cubrir las
necesidades del individuo en todos los aspectos del ser humano. Esta concepción
del ser humano como un todo indivisible ha proporcionado unos conceptos
actuales a la enfermería que nos lleva a dirigir nuestra práctica a la atención integral individualizada. Es
indudable que la función cuidadora al ser tan básica y humana se ha visto y se ve
influenciada por cuantos aspectos
sociológicos, culturales y antropológicos existan en una determinada sociedad. Hay
quien opina que en la actualidad los avances en la medicina, y el masivo aumento
de la tecnología en el campo de la salud, contribuyen a transformar y desvirtuar
la función cuidadora que como profesión desarrollábamos, y se va acercando a la
imagen de la enfermera como auxiliar de esta nueva situación de tecnificación, perdiendo
su papel primordial (cuidar) por presentarse ante sus propias expectativas profesionales
como de menor prestigio social y categoría técnica. De este desequilibrio en la
pérdida del concepto de lo que es propio de nuestra profesión, es decir del
cuidar, el más perjudicado ha sido el “cliente” de los Servicios de Salud, a
quien se le ha estado prestando una asistencia centrada sólo en el diagnóstico
y tratamiento, dejando la valoración de sus necesidades y los cuidados a un
lado. La función cuidadora se ha estado centrando solo en la enfermedad, no
teniendo en cuenta que ésta no se limita solo a este aspecto, sino al cuidado
de la persona sana para que sea capaz de conservar su salud, obteniendo así el
auténtico objetivo de toda sociedad que es
mantener niveles óptimos de salud y bienestar. Todos estos cambios han
contribuido a dar contenido a la actuación enfermera y al servicio que tiene
que prestar a la sociedad. La enfermera
mantiene relación personal y constante
con los enfermos y sus familiares,
identifica sus necesidades físicas,
psicológicas, espirituales y sociales, planifica la actuación a seguir para
cubrirlas, y mantiene una observación y evaluación constante de los resultados. De estar actuando sólo por
indicaciones de otros y con el ejercicio de la rutina, ahora trabajamos con una
metodología propia y un marco conceptual
que orienta nuestra actividad. He
tenido la suerte y la responsabilidad de poner en marcha la Enfermería de un Hospital
de esta ciudad, impregnarla de una cultura con unos ideales concretos que definen
a la propia Institución.
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